Nunca nadie

Te miraba sin comprender mucho de qué me estabas hablando, sólo presté suma atención al momento en que me dijiste: "Voy a hacerte una promesa: que siempre te voy a ser fiel..." Me diste la mano y me miraste de una manera tan especial; yo sólo pude mirarte fijo y no soltar una palabra: quedé muda, muda de emoción... Y así transcurren los días para nosotros. Entre palabras de amor, entre promesas, entre sonrisas y caricias, entre besos y miradas. Y así quiero permanecer para siempre. Quiero detener el tiempo para no tener que soñar con tus gestos, sino para vivirlos eternamente. Y quiero decirte que provocás en mí lo que nunca nadie provocó.