En su pecho hay un pocito que ya pasó a ser de mi propiedad. Me acuesto sobre él, hundo mis dedos en el pocito y sonreímos.
En su pecho me acuesto y siento cómo se aceleran los latidos de su corazón. En su pecho me siento viva.
Su pocito, su pecho y su corazón son mi lugar. Nada malo podría pasarme si estoy sobre él, con mis dedos en su pocito y mi oreja pegada a donde más cerca se encuentre su corazón, que parece que se le va a salir del cuerpo de tan rápido y fuerte que late.
Un pocito que existe por accidente. Un pecho que atesora un corazón puro y enorme. Un corazón que no sé si es suyo o mío, pero que late con tanta fuerza que lo siento como al mío...
No hay comentarios:
Publicar un comentario