Desde mi lugar
observo a la gente
y me duele
saberte tan lejano.
Tus pupilas
se dilatan y sangran
y mis ojos
nublados te buscan.
Son tus labios
los que hoy se callaron
y mi lengua
endurecida te grita.
Te perdiste
y no podés encontrarte
y yo ahora
ya no sé si mirarte.
Venís pronto
otra vez a mi encuentro,
ahora sé que viniste
para siempre.
Hola, nene,
no vuelvas a irte;
sin tu alma
yo podría morirme.
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