Mi filosofía acabó en llanto y en el piso de ese baño una
señora grita desconsolada. O quizás un hombre violento o a lo mejor un niño
llorando. Mi respiración puede mover mundos enteros en este momento y alrededor
no hay nada. O soledad y piedras en el zapato, de esas piedras que entorpecen
el camino y te convierten en seres sin cuerpo, seres como hombres cavando y
sudando desesperación.
Es como cruzar rutas sin mirar y ver personas caminar en
medio de la nada. Una nada para vos, un todo para ellas. Es como pintar la
habitación de azul clarito y respirar paz. Es como estar y no estar, como ser y
no ser, como querer y poder, como poder existir y volar al más allá… Volar al
más allá sin un fin más que fluir.
Y aparecen los retoques de una mente retorcida y perturbada
que te da ganas de más. Más de esto, más de aquello. Más de todo, más de nada.
Y así concluye todo y así puede seguir. En algún momento, en
alguna vida, en alguna de esas noches perdidas…
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